04 septiembre, 2013

Ikwiriri a Muhoro. 30 ago

Con Shavani en Muhoro.

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De camino al segundo destino paré en Ikwiriri, antes de entrar al pueblo vi un cartel de escuela secundaria, entré y tuve suerte de encontrar a alguien, porque eran las 5:50 y se estaban yendo. Al director le pareció buena idea y tras comprobar que conocía al director educativo de la región (su jefe) que coincidió conmigo en la inauguración de la biblioteca, y que me había quedado 3 días en Bungu (alguien se lo diría en las miles de llamadas que hizo mientras estuvo conmigo) se empeñó en pagarme la guest house por dos noches. No era problema que lo hubiera pagado yo, pero el escogió el más elegante. Fue "casualidad" que aunque le dije que en un día lo podía hacer, insistió en que me quedara dos, y justo coincidí con la visita de uno de los directores de la región. Casualidades de la vida...

El colegio se inauguró en 2011, está muy bien cuidad, los chavales que cometen faltas les obligan
a limpiar el patio por las mañanas, como se ve en el vídeo. Siempre me pregunto si hay tantos alumnos que se porten mal, o que hechos son los que se consideran como malos. El colegio tiene un laboratorio fantástico, con todo el equipo nuevo grifos de laboratorio, etc, pero no hay agua ni luz en el colegio. Aún así, el directo me insistió que si conocía alguna ONG o incluso en la que colaboro, que pudiera llevar PC al colegía, serían muy bien acogidos.

Este director vive en una casa con luz y agua, en una casa de profesores de otra escuela cercana, de donde fue profesor. Se puso una camiseta del Barcelona, imagino que en mi honor, todo un detalle. Bromeé con que tendría del Bayern y del Manchester en caso de tener un invitado alemán o británico.

Como en el sur de Tanzania no hay bancos que acepten Visa, y en los bancos el cambio es un robo, 2200 conseguí después de regatear, cuando está a 2500, solo cambié 20 euros, pero aún así me toco volver a Dar a por dinero, la bici se quedó en el despacho de George, y dormir en Bungu con Irigo, echaba de menos esa casa sin luz ni agua, en serio, tanta comodidad como un enchufe lo considero ahora como un lujo, a veces innecesario.

Con George Muhoji, director de la escuela Kazamoyo de Ikwiriri
Aproveché la visita a Dar para tomar un café rápido con Shin, que salía de la oficina.

Con la información de este segundo centro, y 3 chavales que a su criterio, son los que más ayuda necesitan proseguimos la marcha a Muhoro.

El nombre de Muhoro me suena a Mojo picón. La distancia fueron como 60 km. Hay que salirse de la carretera para llegar al pueblo, después te sorprendes con dos puentes sobre un río donde se bañan los niños. Por las noches la gente saca sus mesas y sillas a las calles y cenan fuera, algunos son restaurantes de quita y pon puesto por amas de casa para sacarse un sobre sueldo.

Preguntando por lo más deseado cuando llego a los pueblos, botellas de 6 litros de agua, conocí a Shavani, un militar retirado que después trabajo de seguridad. Estudió en el colegio cuando los británicos aún gobernaban en el país, y su inglés era muy muy bueno. Eso me dio la oportunidad para que habláramos del sistema educativo de Tanzania, y sobre todo para que se quejara de lo malo que es actualmente, y que el problema está, según él, en que la primaria debería ser en inglés, para que los chavales de secundaria no tuvieran problemas con el idioma. Según él, antes los profesores eran vistos como una figura a respetar. Ahora es uno más, aunque en mi opinión son temidos-odiados por los alumnos, aunque respetados-temidos por los padres. He visto llorar a más de uno y dos padres en los despachos de los directores de los colegios donde he estado, sin entender el motivo, imagino que es porque no podían pagar la matrícula de sus hijos. Según unos, no valoran la educación y prefieren gastarse el dinero en festejos como bodas o celebraciones por todo lo alto que pueden, gastándose 200 ó 300 euros en ello. Mientras que luego no tienen los 100 euros de la escuela pública.

Puede ser que me esté Tanzanizando, ya que uso mucho la filosofía del "Keisho", mañana, mañana. Y la verdad que si el tema es mimetizar con los locales, lo voy consiguiendo, prefiero en vez de hacer kilómetros con la bici, y salir todos los días, mejor quedarme 2 ó 3 días en cada pueblo disfrutando de lo que tienen, sin prisas. Empiezo a entender que lo primero aquí no es sonreír, como en India, si no saludar y ser educado hablando en su idioma. Si empiezas bien así, ya lo tienes todo hecho, aunque a veces prefieren reírse de mi más que conmigo, pero es algo que acepto, y cuando hablan entre ellos, y dicen la palabra "wuzumgu"(blanco-extranjero), levanto la mano y digo "si, wuzungu yo, buenas", y se parten el eje. Empiezo a saber los precios de las cosas, y que un pantalón cueste 5 euros es precio para blanco, y que el precio puede llegar a 0,75, como fue el caso de la llipsi funda del trípode.



Barcaza en Muhoro

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